Marandua Stereo visitó los barrios de San José del Guaviare y dialogó con dos madres de familia. Nos contaron el comportamiento, la convivencia y la adaptación debido a la emergencia del coronavirus.
Julia Bastidas, una comerciante informal de arepas que reside en el barrio Divino Niño y madre de tres hijas ha superado adaptarse a los cambios sociales. Recuerda junto a su colega –vendedora de buñuelos- los días de trabajo en una esquina de la carrera 28 con calle 19ª. “La cuarentena aquí en el barrio la he visto bien, la gente sale a comprar sus cositas, pero con debido comportamiento de no agruparse”, dice.
Uno de las peticiones a la administración municipal son los permisos para reanudar la venta de su producto. La crisis, la llevó a ingeniarse y dentro de su proyecto está la fabricación de tapabocas para la venta, y así, recaudar dinero para el sostenimiento del hogar. “En estos momentos estoy muy tranquilamente, soy una mujer muy tranquila, pero me hace falta mis ratos para salir”.
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En el barrio Bello Horizonte, Julieth Sandoval, una madre de dos menores de 5 años renunció a su trabajo en su supermercado. La suspensión de clases en las instituciones educativas por la pandemia, la obligó a dejar su oficio y dedicar su tiempo al hogar. “Aquí la gente ha estado muy juiciosa. Me ha afectado muy poco por el trabajo. Casi no se ve gente en la calle”, dice la joven.
“Uno tiene que aprender a sobrevivir con lo que están pasando hoy en día. Me ha dado duro la cuarentena”, finaliza Julieth.
