En los últimos años, el que es considerado como el felino más grande de América ha perdido al menos el 50% de su hábitat que se extiende desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de la Patagonia.
En medio de las difíciles condiciones que amenazan su hábitat y especialmente la escasez de alimento en los bosques por la caza local, los ataques del jaguar a las reses de las fincas han sido denuncias comunes por muchos años en el Guaviare.
El proyecto el Corredor del Jaguar, liderado por el PNUD, WWF y la CDA, busca reconciliar esa relación humano-felino y mejorar las disposiciones de los predios que hacen parte del corredor para que los animales de los sistemas productivos no estén en riesgo.
Es así como las comunidades de la Vereda Caño Blanco II han implementado medidas antidepredatorias que han permitido reducir las pérdidas de animales a través de una planificación predial de acuerdo al uso de las fuentes hídricas, evitando que el ganado llegue a los caños y quede vulnerable a ataques, a la vez que también se reduce la contaminación de las aguas.
La capacitación e información en las comunidades ha sido clave para que esos conflictos históricos puedan ser superados y se perciba al Jaguar como la especie clave que es para mantener la salud de los ecosistemas, además de que ayuda a controlar el crecimiento de otras especies al ser el máximo depredador del continente.
Su importancia se debe a que es una especie sombrilla, es decir, al proteger al Jaguar se está protegiendo el hábitat de otros cientos de animales que conviven en el bosque y si el jaguar está sano, el resto de especies también lo estarán, y si encuentra todo lo que necesita en el bosque no tiene que salir a buscar alimento fuera de el.
El empoderamiento de las comunidades frente a posibles ataques apenas comienza y la idea es que más campesinos conozcan las medidas antidepredatorias, las implementen y aporten a la conservación de este importante corredor en la Amazonia.
Marandua Verde es una iniciativa de Marandua Stereo con el apoyo del proyecto Unidos por los Bosques de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, las embajadas de Noruega y Reino Unido, Unión Europea, ReWild y Andes Amazon Fund.
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