Alfredo García, uno de los habitantes que invadieron los humedales cercanos a los barrios Brisas del Yurupary, Brisas del Guaviare y San Andrés desde agosto, muestra con preocupación el estado de la zona. En un recorrido, señala la acumulación de basura, escombros y más de 10 colchones, asegurando que no son los responsables de la contaminación ni de la tala de árboles, pues cuando llegaron, estos problemas ya existían.
Yair León, otro habitante de la invasión, revela que se están construyendo edificaciones de cemento dentro del humedal, atribuyendo las obras a personas ajenas al grupo original que ocupó los terrenos. Él, junto a otros residentes, pide que se investigue por qué la resolución de la CDA no ha sido aplicada equitativamente, ya que, de cumplirse el desalojo, ellos también serían afectados a pesar de no haber causado los daños.
Ante la posibilidad de ser desalojados, ambos habitantes afirmaron que no se retirarán de los terrenos. «La esperanza es lo último que se pierde», aseguran, y están decididos a luchar por mantener el control de esas tierras, pese a las dificultades que enfrentan con las autoridades.
La incertidumbre sobre el futuro de la invasión sigue creciendo, mientras los residentes esperan una respuesta más clara por parte de las autoridades y de la CDA, que deben tomar decisiones urgentes sobre la situación de los humedales.
